CUANDO GANA LA JUSTICIA Y SE CONDENA LOS EXCESOS
No hace mucho que vivimos la tan esperada sentancia al mayor dictador que haya podido gobernar el Perú Alberto Fujimori, y para los que defendemos y creemos que los derechos humanos nunca deben ser vulnedados venga de donde venga (terroristas o estado) consideramos que fue una sentencia digna a recordar. Bueno pues el reconocido periodista peruano Gustavo Gorriti (caretas) redacto una articulo de opinión que se los compartimos si es que no tuvieron la opartunidad de leerlo.
La sentencia y la historia

La potencia de los hechos, recordados, precisos, no sólo en sí mismos sino en el contexto en que ocurrieron. La razón de la memoria no fue sólo la de la verdad de los hechos sino de su correlación.
Ha sido un ejemplo de la fuerza de la razón, cuando el lenguaje, el idioma bien manejado describe, relaciona, precisa y resume la esencia de los hechos a través de la visión precisa de su existencia.
A lo largo de su historia frustrante y azarosa, nuestra patria ansió y soñó gobernarse y vivir a través de la razón republicana: el gobierno de los pueblos, por sí y para sí. Sofistas y leguleyos al servicio de tiranos torcieron una y otra vez el espíritu de la república democrática para sofocarla y sojuzgarla. Esta sentencia rescata los mejores principios de la democracia y tendrá, por eso, valor y vigencia históricas. La fuerza de los hechos expresados en las palabras justas; el coraje de pensar con inteligencia y con verdad; el juez como mandatario del pueblo en la defensa de las leyes que sostienen la democracia, la libertad y el bienestar de sus ciudadanos.
Esto suena, me temo, demasiado general y, de repente, hasta gaseoso. Pero no lo es. Una república vigorosa necesita tanto o más de jueces a la vez sabios e intrépidos que de grandes líderes políticos. Por fortuna –y lo digo sin asomo de halago sino con estricta objetividad– lo ha tenido en el Gran Almirante en Iquique, caso presente de los magistrados San Martín, Prado y Príncipe. Su fallo es histórico y reverberará mucho más allá de nuestras fronteras. Es una sentencia que robustecerá y ensanchará las fronteras de la democracia y la libertad.
Aquella sucesión argumental de preguntas y respuesta reiterada: “¿Está probado que…?” “Sí, lo está”, predicó su eficacia retórica en estar basada en un conocimiento sorprendentemente profundo y abarcador de los hechos. Fue un ejercicio de demostración investigativa con un rigor pormenorizado y sin baches que no recuerdo haber visto en ningún otro documento judicial y en muy pocas investigaciones.
¿Un ejemplo? Recordarán aquellos de ustedes que escucharon la parte final del alegato de Fujimori, que éste proclamó haberse enterado de mi secuestro recién en la primera conferencia de prensa que dio en Palacio luego del golpe del 5 de abril, cuando yo –recientemente liberado– le increpé por el secuestro.
En la sentencia el tribunal recoge ese argumento, pero lo contrasta con lo que Fujimori dijo ese día, en esa conferencia de prensa. En efecto, cuando le reclamé por mi secuestro y el robo de mi computadora, Fujimori me respondió, entre otras cosas, que sabía que me iban a devolver la computadora ese día. ¿Cómo lo sabía, si, como dijo luego, recién se enteraba de mi secuestro?
No sólo eso: Luego de mi intervención en esa conferencia de prensa, tomó la palabra el periodista Fernando Yovera para denunciar el secuestro de sus hermanos, que fueron capturados por un grupo dirigido por el coronel Roberto Huamán Azcurra, mano derecha y cómplice de Montesinos. Huamán Azcurra buscaba a Fernando Yovera y, al no encontrarlo, capturó como rehenes a sus hermanos. Coninuar leyendo de la fuente...
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